Con el que comenzaron los seguros a gran escala, nos referimos. En el año 1.666 se originó en Londres un incendio de proporciones gigantescas que duró tres días de septiembre y que arrasó con 13.200 casas y 90 iglesias, lo que suponía casi un tercio de la capital inglesa. Un año después se crearon unas compañías de seguros de incendio que por una módica cuota protegían al asegurado en caso de que este desastre se volviese a producir. Este es también el origen de las placas que vemos en muchas fachadas de casas y que advierten que dicho inmueble se encuentra protegido con un seguro antiincendios.

Así se veía Londres desde Southwark durante el gran incendio de 1666. Foto: Robert Chambers’ Book of Days (Wikimedia Commons).